viernes, 23 de diciembre de 2011

Jugar sin árbitros


El otro día en mis clases de Baloncesto en la universidad, realizamos un ejercicio donde tocaba aplicar lo aprendido en los últimos días en varios partidos. Los alumnos jugaban sin árbitros. En ese momento vi la grandeza de Jugar sin árbitro. Recordé aquellas tardes en Malpartida de Plasencia, donde jugábamos al fútbol, al canalón (fútbol donde la portería eran dos canalones), un regateo... Todo ello sin árbitros. Esto suponía un gran ejercicio de aprendizaje. Lo primero era decidir las reglas básicas por mayoría (aprendiendo a aceptar la democracia) y una vez que empezaba el juego aparecían situaciones no pactadas y había que convencer a compañeros y rivales de la infracción y sanción (aprendizaje de debate y de admitir otras opiniones).  Grandes tardes, donde todos teníamos la misma importancia y por ello todos teníamos que colaborar para poder hacer del deporte una diversión.

Hoy en día en cierto modo se esta perdiendo esta filosofía del juego. Los niños siempre tienen un adulto que está por encima de ellos (monitores, entrenadores, árbitros...) y finalmente es quien decide las normas, las sanciones, etc. Aunque los más modernos me diréis que los nuevos modelos de enseñanza (constructivismo, etc,) se basan en dar protagonismo al niño. Al final son sistemas artificiales, donde la figura del adulto en los momentos críticos saldrá a relucir y "pondrá orden".  En aquellas tardes de calle y balón cuando no nos entendíamos pasaba lo peor, el juego se rompía y  si algunos no querían jugar por no estar conformes con las decisiones todos salíamos perjudicados por no poder seguir jugando. Por ello aprendimos a consensuar las decisiones a equilibrar la balanza a admitir las opiniones de otros, a ganar unas veces y perder otras. 



2 comentarios:

  1. nostálgico...Tardes de balón y pared y de mil y un juego popular, donde las habilidades básicas estaban aseguradas, sin hipertrofia del dedo gordo...

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  2. Sobre el tema de jugar sin árbitros es conocida la anécdota ocurrida en una universidad inglesa en la que en un partido entre sus alumnos uno de ellos recibió un pase de gol y ya enfiliaba la portería, cuando miró hacia los dos lados y ante la sorpresa de todos se paró y se dio media vuelta, dejando el balón donde lo había cogido. Preguntado por sus compañeros, su respuesta fue concluyente: "Es que estoy en fuera de juego". COLABORAR PARA HACER DEL DEPORTE UNA DIVERSIÓN.

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